Una Guía para Científicos Interesados en Estudiar Derecho
La intersección de la ciencia y derecho está repleta de temas interesantes, como la bioética de las nuevas tecnologías de modificación de ADN en humanos, la protección intelectual de nuevos tratamientos para enfermedades, el desarrollo de nuevas compañías de biotecnología, el cabildeo para mejores regulaciones de actividades científicas, y mucho más. A pesar de que hay mucha demanda en el mercado laboral para abogados con preparación científica, muchos científicos desconocen esta alternativa, o simplemente no tienen las conexiones para tener una conversación informada y considerar esta carrera. En este escrito estaré brindando consejos y estrategias para considerar esta transición al campo legal viniendo de la perspectiva de un científico.
Toma tiempo la transición
Lo primero que mencionaré es que te des tiempo para considerar esta movida profesional con cuidado. Como toda decisión grande, planificar una transición del campo científico al legal tomará tiempo, sacrificio y dinero. Un buen estimado de tiempo para la transición a derecho es comenzar dos años antes de solicitar a la universidad, pero si puedes darte más tiempo sería mejor. La razón para este periodo tan largo es que te pondría en una mejor posición para hacer conexiones, hablar con representantes de diferentes universidades, estudiar para el LSAT (quizás retomar el LSAT, si fuese necesario) encontrar becas, ahorrar dinero, y más. Para esta transición no hay prisa, si lo haces con calma habrá menos probabilidad que te “quemes,” y estarías más preparado, pues tendrías más tiempo para considerar todos los pasos. Además, conozco abogados que estudiaron leyes en sus 40 y han tenido una carrera de mucho éxito, antes y después de la transición; tu edad no debería ser un factor limitante.
Contacta abogados que tengan preparación científica
Hablar con abogados/as con experiencia como científicos/as es vital. Ellos conocen a detalle los “pro” y los “con” de salir de un campo científico a uno legal y te podrán dar consejos para que hagas la transición de una manera efectiva.
Si estás estudiando en una universidad, trabajando en un laboratorio universitario, o en alguna industria privada donde se haga Investigación y Desarrollo (R&D, por sus siglas en inglés), es muy probable que tu institución tenga un departamento de transferencia de tecnología con abogados trabajando para proteger la propiedad intelectual. Búscalos en línea y escríbeles un correo electrónico dejándoles saber tu interés. Estos profesionales tienen experiencia en campos científicos y podrán darte muchos consejos sobre cómo hacer la transición de ciencia a derecho.
Si no conoces ningún profesional con esta preparación, no te preocupes, para eso está LinkedIn. Puedes refinar tu perfil en LinkedIn y escribir el tipo de trabajo que te interesa en el “search bar.” Esa búsqueda te brindará una lista enorme de profesionales que están ejerciendo una carrera legal que también tienen preparación científica. Conecta con algunos de estos profesionales y, de manera cordial, explícales tu interés y pide una entrevista informativa por teléfono o Zoom. LinkedIn es increíblemente poderoso para hacer esto. Puedes refinar tu búsqueda a compañías especificas, localidad y mucho más, asegurando que encuentres profesionales que hagan exactamente lo que te interesa. Aunque no todos te contestarán, muchos lo harán y estarán más que dispuestos de hablar contigo para ayudarte.
Escogiendo la universidad apropiada
Tener una buena idea de las universidades que te interesan temprano en el proceso te ayudará a determinar cuál debería ser tu puntuación en el LSAT (hablaré más de esto luego), los programas de especialización disponibles, el costo, la disponibilidad de becas, y más.
De seguro has escuchado sobre universidades como Harvard, Yale y otras cuyos perfiles en el campo de derecho no tienen comparación. Aunque estas universidades son de alta calibre y deberían ser consideradas si tienes las puntuaciones adecuadas, la realidad es que un grado en abogacía de una universidad acreditada, en conjunto con tu preparación científica y tu esfuerzo, te dará todas las herramientas que necesites para llegar a donde quieres. Tampoco deberías romperte mucho la cabeza con el “ranking” de las universidades, estos números son representativos de muchos factores que quizás no tengan nada que ver con lo que quieras hacer con tu JD. A continuación, una serie de consideraciones que deberías tomar tener en mente mientras seleccionas tus universidades de interés.
El costo de la universidad. Una gran cantidad de programas académicos en ciencia son subsidiados por el gobierno y recibes estipendio, plan médico y más. Estudiar derecho es muy diferente y puede salir muy caro. Sin embargo, un JD tiene un costo muy diferente dependiendo la universidad que vayas (puede salir desde $70K al año a $15K al año). Vale mencionar que una universidad más barata no significa que es de menor calidad. Affordable Schools desarrolló una lista de universidades de derecho económicas, en conjunto con su “ranking,” costo promedio de sus programas y costos de matrícula. Algo que deberías tomar en consideración es el “Return of Investment” (ROI), una estadística que ofrecen las universidades donde aclaran cuánto dinero generan los graduandos de la institución y lo comparan con la deuda promedio que generan los estudiantes. Cada universidad tiene su propio método de calcular el ROI, pero para que tengas una idea, toma en cuenta el tipo de trabajo que quieres, determina el salario promedio de ese trabajo y lo que anticipas tener que tomar prestado para estudiar y tendrás una buena idea de la viabilidad de esa universidad en particular. Existen muchas calculadoras en la web que te ayudan a determinar cuánto estarías pagando mensualmente cuando te gradúes. Saber esta información es de suma importancia mucho antes de solicitar, pues te permite tomar decisiones financieras responsables y puede salir muy caro descubrir estos detalles luego en tu transición. Además, si acumulas demasiada deuda estudiantil, quizás limites tus oportunidades de empleo a aquellas que sean más remuneradas para poder pagar tus préstamos, pero el trabajo más remunerado quizás no es el que más te apasiona o quieras ejercer.
Otra consideración de mucha importancia es que muchas universidades acreditadas tienen prohibido que un estudiante de derecho trabaje durante el primer año en programas “full time.” Esto suena injusto, pero acabo de terminar mi primer año de escuela de derecho y es irreal balancear un trabajo con estudios durante tu primer año, y tampoco conviene. Como científicos, estamos acostumbrados a balancear muchas responsabilidades, y quizás quieras trabajar mientras estudias para reducir el costo. Sin embargo, como estudiante de primer año estarás aprendiendo a leer casos jurídicos a un paso de cientos de páginas cada semana para tus clases. También estarás aprendiendo a escribir como abogado (que es completamente diferente a la escritura científica), haciendo trabajos y asignaciones de clases y mucho más. A diferencia de programas doctorales que tardan de 4-6 años, un JD son solo 3, y en unas pocas semanas irás de nunca haber leído un caso a tener que escribir la resolución de una disputa como si fueras un juez de alguna corte. Además, a diferencia de muchos programas en las ciencias donde tu investigación es más importante que tus notas, en derecho, las notas de tus clases son lo más importante en tu primer año. Estas notas tienen un impacto directo al tipo de internado y oportunidades que tendrás disponible en tu verano o próximos años. Sacar peores notas porque estás trabajando tu primer año automáticamente limitaría tus oportunidades en esos internados prestigiosos, que muchas veces ofrecen trabajo al terminar el grado. Esto significa que en tus cálculos de gastos universitarios debes incluir gastos relacionados a alojamiento, comida, entretenimiento, y no contar con dinero extra de algún empleo parcial.
Becas de mérito. Estas becas pueden ofrecerte desde un leve descuento hasta un “full ride” donde no tendrías que pagar nada por estudiar. Tu puntuación del LSAT, en combinación con tu GPA de bachillerato, son los factores que determinarán si te ofrecerán beca y la cantidad la misma. Estas becas existen porque las universidades quieren atraer estudiantes con puntuaciones fuertes que aumenten sus probabilidades de tener graduados sobresalientes que mejoren el “ranking” de la universidad. Estas becas son ofrecidas automáticamente cuando te aceptan en la institución, pero no todas las universidades las ofrecen y cada universidad que las ofrece otorga diferentes cantidades y están sujetas a diferentes condiciones. Para tener más probabilidades de recibir estas becas deberías estar en el top 25% de las puntuaciones de LSAT de las universidades que te interesan. Además, presta atención a las condiciones que le ponen a estas becas. Por ejemplo, yo tengo una beca de mérito, pero tengo que mantenerme en el top %50 de mi clase para mantenerla, lo cual es una condición razonable. Sin embargo, existen universidades que ofrecen estas becas a casi todos los estudiantes de la clase entrante, pero solo se pueden mantener si estás en el top %10 de la clase. Esta condición garantiza que el otro 90% perderá la beca antes de comenzar su segundo año. Puedes comunicarte con las universidades directamente para preguntar sobre las becas de mérito y así estarás mejor informado para saber si es probable que te ofrezcan una con tus puntuaciones.
Porcentaje de estudiantes que pasan el Bar. Esta estadística es de mucha importancia. El Bar Exam es el examen que debes tomar luego de terminar tu grado para poder ejercer como abogado. Estos números varían para cada universidad dependiendo la rigurosidad del entrenamiento académico que reciban los estudiantes y la dificultad del examen en un estado en particular (puedes encontrar una lista interactiva de universidades y su taza de aprobación aquí). Las universidades acreditadas presentan sus porcentajes de pasada del Bar Exam al público para que los futuros estudiantes puedan tomar una decisión informada sobre qué universidad decidir entrar. Si las universidades bajan de cierto porcentaje se arriesgan en perder la acreditación. Así que tanto la universidad como el estudiantado se beneficia de tener una tasa de aprobación alta del Bar Exam. Si un porcentaje alto de estudiantes no pasan el Bar Exam, puede que sea un “red flag,” indicando que la universidad no está preparando bien a sus estudiantes. Sin embargo, muchos estudiantes toman algún curso comprensivo al graduarse para asegurar pasar este examen. Esto significa que si te interesa alguna universidad por su ubicación, costo, oportunidades u otras razones, pero tiene una tasa de aprobación menor, no estarías en desventaja pues suplementarías tu preparación para este examen.
No todos los trabajos a los que tendrías acceso al obtener tu JD requiere que pases el Bar Exam, pues muchos empleos reconocen el “JD Advantage.” Esto significa que la institución o compañía necesita a un profesional que tenga un entendimiento profundo de la ley y/o ramas de gobierno, pero no representarás clientes ni irás a la corte. Existen muchas oportunidades de empleo y carreras de esta índole para científicos, donde podrías administrar departamentos de agencias de gobierno, empresas privadas, o corporaciones sin fines de lucro y más. Un JD en combinación con tu preparación científica te daría una ventaja sobre tus compañeros científicos en esas posiciones, y no tendrías que haber tomado el Bar Exam. No obstante, aunque te interesen trabajos que no requieran haber pasado el Bar Exam, considera la tasa de aprobación de este examen en la universidad que te interesa, pues el mundo da muchas vueltas y quizás luego encuentres una carrera que sí lo requiera.
¿Dónde quieres ejercer? Otra consideración importante es la ubicación de la universidad. Debes tener en mente consideraciones personales y profesionales. Por ejemplo, no te recomiendo que estudies muy al norte si no soportas la nieve. Otra consideración personal es que quizás necesites tus amistades o familia cerca. Estudiar derecho es muy intenso y muchos estudiantes son diagnosticados con depresión en el proceso. Mudarte a un sitio desconocido para comenzar esta aventura puede ser un reto enorme que quizás no quieras enfrentar solo. Si sientes que este es tu caso, no dudes en reconocer esa necesidad y toma en consideración estudiar derecho cerca de tu grupo de apoyo.
En cuanto a consideraciones profesionales, diferentes regiones en Estados Unidos tendrán diferentes necesidades de abogados y es prudente estudiar en esa región que más te interesa trabajar. Por ejemplo, si te interesa el sector de tecnología quizás estudiar cerca de Silicon Valley en California sea para ti, pues existen muchas empresas que hacen innovación y necesitan expertos en derecho y tecnología. Por otra parte, si te interesa trabajar en agencias de gobierno como regulador, estudiar en la capital donde está la sede de muchas de las agencias pertinentes te dará una ventaja al graduarte. No es absolutamente necesario estudiar dónde quieras ejercer, pero esto te permitiría establecer más conexiones, y podrás tomar ventaja de oportunidades en el área durante los semestres. Si no estudias en el área que te interesa, solo tendrías acceso a oportunidades durante los veranos.
A diferencia de una carrera como científico en academia o en la industria privada, moverse de estado a estado puede ser mucho más complicado como abogado, pues las leyes y regulaciones varían en cada estado. Reubicarte a mitad de carrera a otro estado sería como tener una especialidad en cáncer en un laboratorio y luego tener que saber todos los detalles de Alzheimer para poder continuar siendo científico; no es imposible pero tampoco es fácil. Además, en algunos casos puede que tengas que volver a tomar el Bar Exam, complicando aun más una transición de esa índole. Considera seriamente dónde quisieras estar ubicado mientras escoges las universidades a las que solicitarías.
Programas especializados. El primer año estudiando derecho es prácticamente idéntico para todo el mundo. Los próximos dos años son otra historia. Esos dos años son el periodo para explorar diferentes intereses y escoger una universidad que ofrezca especializaciones te dará una ventaja sobre la competencia al graduarte. Algunas de las áreas de interés para científicos son propiedad intelectual, política pública, política científica, emprendimiento, seguridad nacional, libertad científica y muchos más. Muchas universidades ofrecen certificaciones en algunas de estas áreas que puedes completar mientras estudias. Algunas universidades también ofrecen clínicas especializadas, como una clínica de propiedad intelectual de patentes, donde podrás completar créditos universitarios representando clientes con interés de obtener una patente. También existen “externships” que te permitirían obtener crédito universitario trabajando para alguna institución que te interese. Por ejemplo, si te interesa el tema de regulación de nuevos tratamientos, podrías considerar un “externship” en el Food and Drug Administration (FDA) en el departamento que se enfoca en ese tema. Estas oportunidades están disponibles en diferentes agencias de gobierno y organizaciones sin fines de lucro y te podrán dar la experiencia que necesitas para entrar en algún campo. Puedes hablar directamente con la administración de la universidad que te interesa para preguntar sobre estas opciones.
Estudiando para el LSAT
Mientras buscas la universidad apropiada deberías ir comenzando a determinar estrategias para estudiar para el LSAT. Este examen aun es requisito para la inmensa mayoría de escuelas de derecho aunque hay unas pocas de mucho prestigio que ya no lo requieren. No te voy a mentir, este examen es tedioso y determinará mucho sobre cuál universidad deberías solicitar y la cantidad de beca que te pueden ofrecer.
El examen es ofrecido 4 veces al año (usualmente en febrero, junio, octubre, y diciembre) y consiste de 5 secciones, y tienes 35 minutos para contestar cada una. Las secciones son de los siguientes temas: (1) Comprensión de lectura; (2) Razonamiento lógico; y (3) Razonamiento analítico. Ya que el examen se compone de 5 secciones, dos de estas que mencioné se repetirían. Además, de las 5 secciones solo 4 contarán para tu puntuación, la quinta es experimental, pero no sabrás cuál es la sección experimental.
Se recomienda que comiences a estudiar de 3-6 meses antes de que tomes el examen. Yo comencé a estudiar unos 7-8 meses antes de tomar el examen ya que lo hice mientras terminaba mi doctorado, lo que hizo más lento mi progreso. Sin embargo salí bien, así que no pienses que es imposible si estás ocupado en la universidad o en el trabajo. Mi método fue estudiar 3 veces en semana luego de salir de mi laboratorio doctoral desde las 5pm hasta las 9 o 10pm, y unas 5 horas de estudio corrido los sábados y domingos. Compré el set de libros PowerScore, y varios libros con exámenes pasados y sus contestaciones para practicar. Este método me funcionó a mi, pero sé que no es el adecuado para todos. Ya que una buena puntuación en este examen podría ahorrarte decenas de miles de dólares por las becas que tendrías disponible, te recomiendo que consideres tomar algún curso en persona o en línea que está destinado a asegurar que saques una puntuación excelente. Estos cursos pueden salir desde unos cientos de dólares hasta varios miles, así que debes informarte bien sobre lo que ofrecen y preguntar cómo salen los estudiantes al tomar el examen. Aunque estos cursos pueden salir caros, considéralo una inversión que terminaría ahorrándote mucho dinero mientras estudias. Existen un sinnúmero de recursos en línea (click aquí para ver una lista de cursos en línea para el LSAT) y con suficiente tiempo y disciplina podrás obtener excelente puntuación y obtener excelentes becas y oportunidades.
Cartas de Recomendación
Las escuelas de derecho también piden de 2 a 3 cartas de recomendación del solicitante. Estas cartas son importantes porque informan al comité de admisión sobre tus habilidades desde la perspectiva de personas que han estado a tu alrededor. Estas cartas las deberías pedir con mucho tiempo (unos seis meses antes de la fecha límite) y deberías tratar de tener una buena conversación con el recomendador sobre tus motivaciones y quizás hasta darle una copia de tu ensayo personal. Aunque no lo creas, existen personas que escriben malas cartas de recomendación y van a limitar tus oportunidades. Por eso te recomiendo que pidas la carta diciendo algo como: ¿Me podría escribir una buena carta de recomendación? Si el profesional siente que una carta escrita por el/ella no sería positiva, lo más probable se niegue a escribirte una y puedes buscar una persona más adecuada para ti.
Como científico, muchos de nuestros recomendadores tienden a ser personas con las que hemos hecho investigación o hemos realizado diferentes proyectos de laboratorio o publicaciones. Incluir una carta que venga de este tipo de profesional será muy bien recibida, pues habla de tus habilidades de pensamiento crítico y de manejar proyectos grandes y de largo plazo. Sin embargo, te recomiendo tener aunque sea una carta que venga de algún profesor del que hayas salido perfecto o con puntuación sobresaliente en su clase. Esto es importante porque en las escuelas de derecho se benefician de estudiantes que puedan sacar buenas notas y una carta de esta índole es más evidencia de que tienes la capacidad para sobresalir en clases tradicionales. Otra carta podría venir de alguna persona que haya visto desarrollarte en actividades extra-curriculares o de internados. Esta combinación de cartas de recomendación le ayudará al comité de admisión entender que tienes destrezas académicas, de pensamiento crítico, interpersonales, y eres una persona balanceada con intereses que se extiendan más allá de los estudios.
El Ensayo Personal de Solicitud a Escuela de Derecho
Tu LSAT y GPA de bachillerato es lo más que se toma en consideración por los comités de admisión, sin embargo no se puede menospreciar el ensayo personal. Este ensayo ayuda al comité de admisión escoger entre dos o más estudiantes con puntuaciones similares. Muchas universidades no ofrecen muchos detalles sobre lo que deberías escribir, pero luego de hablar con representantes de varias escuelas de derecho aprendí que no sólo buscan buenas puntuaciones. Los directores de admisiones buscan estudiantes que hayan demostrado pasión por estudiar derecho en su ensayo, y ven con buenos ojos estudiantes que cuentan de adversidades superadas. También prefieren estudiantes que tengan intereses fuera de los estudios, como actividades extra-curriculares, de voluntario en organizaciones benéficas, y otras similares. Típicamente los ensayos no debería ser más de dos páginas de largo, y tienden a ser a doble espacio y letra tamaño 11-12. Trata de no escribir el ensayo de “una sentá.” Estos escritos deberías empezarlos temprano y permitir que mentores y otras personas puedan brindarte buen “feedback” para que perfecciones el escrito.
En la parte inferior de este artículo te presentaré mi ensayo personal para que lo uses de ejemplo. Fui aceptado a todas las universidades que solicité y fue el resultado de más de cinco “rounds” de “feedback” de profesionales en derecho, ciencia y otros campos.
Espero que este escrito haya aclarado algunas dudas sobre esta transición de ciencia a derecho. Hacen falta más científicos que hablen el idioma de los abogados, pero hacer la transición es un proceso largo y requiere mucha planificación.
Si tienes más preguntas te invito a contactarme a mi correo electrónico, rfranquimachin@outlook.com.
A continuación mi ensayo personal para mi solicitud a escuela de derecho, espero que te sirva como ejemplo para que comiences a escribir la tuya.
When I started my Ph.D. in Molecular Bio I never imagined I would be preparing to become a lawyer as I was finishing my thesis. The path that led me to pursue a J.D. however, has been rather organic. As my academic training advanced, I met scientists working in fields outside the laboratory and those that spoke of science and law got the most of my attention. I began attending seminars at The University of Iowa about intellectual property (IP) and life sciences. The most influential of these seminars was the case of the genome editing tool, CRISPR. The ownership battle of the CRISPR system boiled down to the patents that were filed. Realizing the power patents have in the scientific community led me to branch out and talk to IP attorneys and law professors to know more about IP. This is how I learned the impactful career opportunities I could have as a scientist with a law degree and made me want to become a lawyer to propel technologies by protecting the rights of their inventors. During my search for law schools I discovered Howard University School of Law, I visited the campus recently and met Mr. Ray and later had a phone conversation with Professor Jamar, who informed me about the IP program and the Institute of IP & Social Justice. This institute aligns with my goals of being an IP attorney while also serving as a ladder for others to achieve their goals by promoting inclusive environments as I have done in the sciences during my Ph.D. and undergraduate training.
During my undergraduate studies in Puerto Rico, I realized having a positive impact in my community is vital for personal and professional growth, since then I have balanced my coursework to allow for projects that broaden my perspective. Because I come from a low-income home, I had to find creative ways to finance my studies while also helping others, so I founded a rock band, turned it into a student organization and performed for charity, community and university events in exchange for full tuition. This experience channeled my passion for music and taught me the importance of negotiation and working around the needs of a team to achieve a collective goal. Another impactful experience was joining The Ronald E. McNair program that encourages minority students to pursue research degrees. As a McNair Scholar, I participated in projects that ranged from molecular biology to increasing scientific literacy of nearby schools. Throughout my Ph.D. training, I have also assumed leadership positions of multidisciplinary nature, I am leading the Latino Graduate Student Association and the Association of Multicultural Scientists. As the president of these organizations I have helped create seminars to connect professionals with biomedical Ph.D. students; arranged a conference on overcoming Imposter Syndrome; created graduate reading/writing groups and several other events to ensure my success and the success of my peers. Many of these efforts set the groundwork for my desire to become a lawyer, like the pro-bono internship with UI Ventures. Here I met with startups, reviewed their patent drafts and discussed experiments to strengthen their claims. Eventually I was given the opportunity to be a part of the UI Faculty Innovators Workshop, a class that taught my team how to develop an idea into a startup company. During this class I understood firsthand the importance of IP for the development of startup ventures. Having worked on all these projects has shown me that diversity of background and thinking is essential for success and ensuring inclusion creates a productive environment for everyone. These skills will help me meet the challenges of law school since speaking with others and finding ways to solve problems as a group is at the heart of what a lawyer does.
I have participated on many projects but as a Ph.D. student the bulk of my efforts have focused on my laboratory work. My passion for studying cancer began when my mother was diagnosed with a brain tumor, it made me want to understand how a cancer cell becomes malignant and what can be done to overcome this disease. After much preparation, I was accepted into the Summer Research Opportunities Program (SROP) at The University of Illinois at Chicago. This, along with the guidance of McNair, drove me to apply to the Molecular Biology Ph.D. program at The University of Iowa. With the help of my advisor, Dr. Fenghuang Zhan, we have discovered a novel drug resistance mechanism of the blood cancer Multiple Myeloma, while also proposing a new treatment strategy for unresponsive patients. Other than the technical difficulties of developing an effective treatment, I have come to understand the difficulties inherent in the IP protection of these novel medications. The patenting of these new treatments is where I want to be useful as a lawyer and scientist. There is a need for scientists in the fields of IP law to understand these ever-evolving technologies. I am also interested in working in scientific policy and regulation. Technologies like genome editing and personalized medicine require a deep understanding of how data is collected, analyzed and the impacts it has for patients and society. Having been studying life sciences for a decade places me in a key position to work alongside law and policymakers to better regulate these technologies for the collective good. For the last few years I have been learning as much as possible to prepare for this transition from science to law and have developed a career path to follow. However, I know that in law school I will get exposure to aspects of law I have not seen yet, and I am excited to see how this will shape my career, as has happened through my Ph.D.
Before moving to Iowa, I lived my entire life in Puerto Rico and moving away from everyone I knew was not an easy decision, but I am happy I made it. Fast-forward five years and I am facing a similar decision by wanting to move to Washington D.C. and study law. However, I cannot think of a better city to obtain a J.D. than the capital of The United States. Being near Congress, The Supreme Court and The White House, where so many seminal decisions and laws have been developed, will be the perfect place to learn about law and expand my network to have a meaningful and positive impact for those around me. Attending Howard University School of Law and being part of the Institute of IP and Social Justice aligns perfectly with my professional career goals by integrating my passion for science and technology development with the need to promote education and inclusion to every underrepresented group in this country for the betterment of everyone.