¿Cómo determinar si un escrito se basa en ciencia o pseudo-ciencia?
La época que vivimos es caracterizada por la gran cantidad de información que tenemos a nuestra disposición. Lamentablemente, la mis-información está igual de accesible. Distinguir entre fuentes confiables y no confiables es esencial para entender nuestro mundo, y así tomar mejores decisiones cotidianas. En este breve artículo explicaré qué es una fuente confiable, y cómo determinar si algún artículo tiene fundamentos científicos, usando como ejemplo publicaciones y perspectivas del movimiento anti-vacunas.
¿Qué es una fuente confiable?
Una fuente confiable tiene como centro un argumento con evidencia científica y corroborada. Por ejemplo, una revista científica académica que publique investigaciones de los científicos que realizaron los experimentos. Esta es la mejor fuente de información, pues estás tomando los argumentos directo de la fuente original.
Antes de ser publicados, estos artículos son sometidos a un proceso de revisión por parte de otros científicos del campo. Luego de analizar la data y las interpretaciones de los experimentos, estos “reviewers” determinan si el estudio es suficientemente robusto para ser publicado. Si no lo es, piden experimentos adicionales para ser reconsiderados en el futuro, o simplemente pueden negar la publicación si consideran que el trabajo es de baja calidad.
Lamentablemente, estas publicaciones son muy técnicas y toma años entender la jerga, los experimentos, y cómo evaluarlos. Si no trabajas en el campo, es probable que nunca entiendas a detalle estas publicaciones. Por esto existen otras fuentes confiables de comunicación científica que digieren este material y lo presentan al público general.
Revistas como “Muy Interesante,” “Popular Science,” “Scientific American,” “National Geographic” y organizaciones como “NPR” tienen científicos/as y/o periodistas científicos escribiendo sobre su campo con poca jerga científica. Similar a las académicas, estas revistas de “ciencia popular” tienen estándares altos para publicar y suelen ser bastante confiables.
¿Cómo identificar un artículo de pseudo-ciencia?
No existe una manera rápida y efectiva para determinar si algún escrito es basado en ciencia o pseudo-ciencia. Sin embargo, existen “red flags” que puedes usar para cuestionar la validez de dichos escritos. A continuación, estrategias que puedes aplicar para ayudarte a discernir entre artículos de ciencia y pseudo-ciencia.
1)Grandes aseveraciones en el título, sin citar el estudio original. Si el artículo solo menciona la universidad, un investigador y/o hace alguna aserción grande (Ejemplo: Científicos de Harvard Curan el Cáncer de Seno), y no cita el estudio original, haz una segunda búsqueda sobre el tema. Si no encuentras el estudio original, u otro artículo de algún medio de comunicación científica tradicional que lo cite, ten mucha cautela, es probable que sea una pagina de pseudo-ciencia. Estos artículos logran engañar lectores constantemente.
2)Citan un solo estudio pero exageran resultados o hay indiferencia a la baja calidad de los experimentos. Varios blogs y revistas de sensacionalismo citan estudios científicos, pero malinterpretan o exageran los resultados. Lamentablemente, no todos los estudios científicos publicados son de alta calibre. Un ejemplo de un estudio de bajos estándares que a sido citado por un sinnúmero de blogs anti-vacunas lo es “Estudio piloto comparativo sobre la salud de niños estadounidenses vacunados y no vacunados de 6 a 12 años.” La conclusión básica de este estudio es que los niños no vacunados gozan de mejor salud que los vacunados. Sin embargo, un análisis un poco más profundo revela las ineficiencias y los limites de este estudio. A continuación explicaré algunos de estos limites.
El estudio citado es un estudio “piloto,” o sea, pequeño, de poca rigurosidad y data preliminar. Es probable que sin incluir esa advertencia en su título, no hubiese sido publicado en una revista científica, pues la data es escasa y el muestreo cuestionable. En este estudio, la data recopilada vino de cuestionarios contestados por los padres de los niños, sin consultar cuadros médicos oficiales. Este método es poco confiable y predispuesto a distorción o perspectivas no científicas. Además, agruparon múltiples condiciones neurológicas en el mismo “pote” para obtener diferencias significativas desde un punto de vista estadístico.
Si no trabajas en las ciencias, es probable que no tengas las herramientas para hacer este tipo de análisis. Sin embargo, si aplicas el consejo #1 y buscas información de ese artículo en otras plataformas de reputación establecida, no encontrarás un escrito que acredite esta publicación científica. Esto sería un red flag que debes considerar antes de aceptar la información como certera.
Vale mencionar que la revista científica luego invalidó este artículo por deficiencias metódicas. Luego, el mismo estudio reapareció en revistas “predatory,” en donde básicamente se paga para publicar. En estas revistas tóxicas a la ciencia, los procesos estrictos de revisión son casi inexistentes (un tema que abarcaré en otro artículo).
Cuando un estudio rompe con las interpretaciones establecidas del mundo científico, la publicación se hace noticia, pero no se vuelve parte del consenso científico de manera automática. Para lograr ser aceptado en el consenso científico, muchos laboratorios independientes tienen que corroborar estos resultados. Este proceso tarda años, pero es beneficioso para la ciencia y nuestro entendimiento del mundo.
Recuerda que los científicos trabajan en el borde de la ciencia y el conocimiento. Ocasionalmente publicarán data errónea, o data correcta con una interpretación errónea. Aunque sea publicado por error legítimo, o por fraude, el proceso científico filtra los malos experimentos e interpretaciones a favor de aquellas que mejor representan nuestro mundo. Es por eso que el proceso científico se cataloga como imperfecto pero con capacidad de auto-corrección.
3) Verifica los credenciales del autor y presta atención a su estilo de escritura. Los escritores o periodistas científicos tienen cuentas oficiales y profesionales en Twitter, LinkedIn y otras plataformas. Un buen periodista tendrá accesible sus credenciales académicos y sus afiliaciones, ya que el periodismo necesita transparencia. Verifica si el autor tiene la preparación académica necesaria, también ayuda tener un “track record” de escritos de alta calidad y profundidad científica. Verifica también si son parte de alguna organización que no sea imparcial en temas científicos.
Los periodistas profesionales y de buena reputación no frecuentan el uso de lenguaje inflamatorio que incite una respuesta emocional, y no un análisis crítico. Si en el escrito hay burlas, sarcasmo, comparaciones morbosas, y/o uso de puntos de exclamación desmedidos, es muy probable que estés leyendo un documento escrito con poca consideración a la imparcialidad.
4) Los foros no son evidencia científica. Muchos proponentes del movimiento anti-vax citan foros con historias personales sobre el desarrollo de una condición médica luego de vacunarse. Sin quitarle validez a la condición que desarrolle la persona, estas aserciones se conocen como evidencia anecdotal y no pasan por ningún estándar básico del proceso científico. Estos foros no son evidencia que se puede considerar para llegar a una conclusión válida y deben ser descartados. Como dijo el comunicador Hitchens:
“Lo que se afirma sin evidencia, se descarta sin evidencia”
Las vacunas son puestas a millones de personas todos los años. Algunas personas sufrirán, por ejemplo, una infección de oído luego de vacunarse, esto no significa que las vacunas causen infección de oídos. Este concepto se conoce como la confusión entre correlación y causa (lo explicaré a mayor detalle en otro artículo). La única manera para determinar si hay causalidad es usando el proceso científico; un foro lo más que puede lograr, desde una perspectiva científica, es establecer un punto de partida para comenzar un proyecto investigativo.
Espero que estos consejos te ayuden a discernir entre buena ciencia y pseudo-ciencia. La próxima vez que leas un artículo titulado “Jugo de limón puede curar el cáncer,” estarás mejor equipado para determinar si esa fuente es confiable, o no.
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